lunes, 4 de octubre de 2010

Intercambio de archivos en las escuelas

por russiandolls


La música es, sin lugar a dudas, una de las mejores vías de acercarse al otro. De conocer y conocerse. Si, además, te trasladas a una cultura como la saharaui, fuertemente erraizada a la oralidad por su condición nómada, este hecho pronto se hace evidente. Dentro del grupo de artistas que realizan los talleres que hemos venido a desarrollar en los campamentos de refugiados de Tindouf, Pililli Narbona, alma máter del grupo Moakara, es un perfecto ejemplo cómo reforzar la conexión entre culturas a través de las canciones.

Ella es una de las veteranas de los encuentros de ARTifariti, y es fascinante ver cómo a través de su guitarra en seguida llega mucho más rápido que los demás a establecer relaciones con las personas allá donde vayamos. Este año, es una de las integrantes de “La Caravana de artistas” que recorrerá las distintas wilayas para sensibilizar a la población de la importancia de las prácticas artísticas como instrumento de desarrollo personal y social. De esta actividad hablaré más adelante, conforme vaya comentando el trabajo de cada uno del equipo de esta edición, porque realmente cada uno merece un acercamiento más personal. Además, cada participante llega con un proyecto que se plantea de una manera tan colaborativa y abierta que se va transformando en función de las condiciones del medio y de lo que sucede.

Así pues, prefiero comentaros en este post el trabajo de investigación que Pililli de manera personal lleva desarrollando desde hace unos años en el campo de la etnomusicología. Como compositora está realizando un estudio de los ritmos del Sahara los cuales lleva luego a sus propias canciones. Esta apropiación luego es devuelta al pueblo saharaui cuando en sus visitas realiza numerosos conciertos, muchos de ellos espontáneos ante las peticiones de la gente. Al compartir casa aquí en el campamento 27 de febrero, he podido observar como las familias la reclaman para escuchar su música y como a su vez ella va recopilando información sobre melodías, sonidos, palabras o instrumentos musicales. De esta manera, el intercambio va en dos direcciones, todos apreden, todos disfrutan, y los lazos afectivos nacen con una naturalidad que impresiona.

El segundo día de estar en el campamento me contó que además ella es profesora de música en una escuela de Lebrija y que este proyecto de investigación continúa en las aulas. Probablemente sus alumnos son unos de los niños más informados acerca de, no sólo la música, sino también del conflicto político que aquí se vive; ya que su activismo por la causa es tan intenso como su pasión por la cultura y la música saharaui. Esta actitud y su trayectoria colaborando con ARTifariti le han llevado a poner en marcha su último proyecto, África no se vende, el cual consiste en llevar a cabo una serie de intercambios de archivos entre centros escolares de España y del Sahara Occidental.


Cuando visitamos la clase de francés del profesor Ismail fue emocionante ver el entusiasmo con el que los niños nos recibieron y lo que les gustaba ver los dibujos, cartas y fotografías que Pililli traía desde su escuela de Lebrija. Ellos también entregarán dibujos y mensajes que Pililli llevará hasta Sevilla, de modo que vemos que la dificultad de las circunstancias, por muy adversas que sean, no impiden que se pongan en práctica iniciativas que fomentan el arte participativo y la cultura libre. Es más, diría que aquí es lo único que tiene sentido. En una vorágine de francés, español y hassanía, fue de nuevo a través de la música –y la risa- que mejor pudimos comunicarnos. Aquí podéis ver algunas imágenes de los chicos de la clase de francés cantando las canciones que nos dedicaron en un ambiente tan festivo que te hacía olvidar el entorno que nos rodeaba, lleno de escombros, pobreza y desolación. Viéndolos cantar te das cuenta de la fuerza y deseo de libertad que generación tras generación crece en el pueblo saharaui.


1 comentario:

  1. Gracias a Susana Serrano y a todos los compañeros con los que he compartidos unos días inolvidables.

    Un abrazo a todos los niños que han participado.

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